
miércoles, 24 de diciembre de 2008
martes, 23 de diciembre de 2008
Por una Corte Suprema a la altura de las circunstancias: La ley de la carrera judicial protege la independencia de los jueces

La historia de la reforma judicial peruana está repleta de ocasiones en que
Hasta antes de la reciente actitud asumida por
Con estos antecedentes,
El problema de fondo parece encontrarse en la evaluación del desempeño que se realizará cada 3 años y medio, sin fines de remoción, sino para advertir las debilidades en la idoneidad del magistrado y realizar actividades tendientes a superarlos (cursos en
En fin, la ley de la carrera judicial plantea un golpe de timón en cuanto a la actual tibia protección institucional a la independencia de los jueces y a la promoción de un sistema justicia de calidad.
Cierto es que la actitud de
domingo, 14 de diciembre de 2008
Padres Maryknoll se despiden de Juli
Foto: www.misiones.catholic.net“DOY GRACIAS A MI DIOS CADA VEZ QUE ME ACUERDO DE UDS” (Fil 1,3)
CARTA DE LOS PADRES DE MARYKNOLL A LA IGLESIA DE LA PRELATURA DE JULI
Queridos/as Hermanos y Hermanas:
Les escribimos esta carta no sólo para despedirnos sino sobre todo para agradecerles, felicitarlos y animarlos.
Desde 1943 los Padres y Hermanos de Maryknoll estuvimos trabajando en la zona, aproximadamente unos 110 sacerdotes y hermanos, y además estaban las Hermanas de Maryknoll y los/as Misioneras Laicos/as de Maryknoll. Nosotros aún estamos con deseos de continuar acompañándolos, sin embargo el Obispo José María Ortega nos ha comunicado en Junio del 2008 su decisión de no renovar el convenio con nosotros. El cual termina a fines de 2008. Ahora con pena y esperanza les escribimos esta carta para agradecerles y despedirnos de Uds. por todo lo que hemos compartido durante todos estos años.
Sinceramente les agradecemos por su acogida, paciencia, acompañamiento y hospitalidad. Con cariño les agradecemos sus enseñanzas. De manera especial agradecemos a nuestros queridos y recordados P. Domingo Llanque, Monseñores Elio Perez, Edwardo Fedders y Alberto Koenigsknecht de feliz memoria, al Mons. Raimundo Revoredo y a los Padres Pedro Siguayro y Narciso Valencia, miembros de las comunidades religiosas y religiosos, los laicos y laicas y los grupos parroquiales y de pastoral con los cuales hemos compartido el camino de una dinámica Pastoral de Conjunto en la Prelatura y, por supuesto, a todos los amigos y amigas de la Iglesia del Sur Andino. En los últimos meses hemos recibido muchos gestos de aprecio y solidaridad con nosotros, cartas de apoyo y hasta firmas en pronunciamientos. Por todo ello les damos las gracias con todo nuestro corazón.
Los felicitamos por su testimonio de fe inculturada: su profunda y sentida práctica de la Semana Santa, su devoción a la Virgen, sus fiestas patronales, su sed de bendición manifestada en el agua bendita, su cariño y respeto para con los difuntos, su entusiasmo por la Palabra de Dios, su integración de la riqueza de lo andino con lo católico universal, su valoración de la eucaristía y los sacramentos y su práctica de constituirse como Iglesia Pueblo de Dios en esta tierra andina. Ya que según Juan Pablo II, quien dijo al episcopado de Kenya durante su viaje a África en 1980 “la inculturación será realmente un reflejo de la encarnación del Verbo, cuando una cultura, transformada y regenerada por el Evangelio, produce en su propia tradición expresiones originales de vida, de celebración y de pensamiento cristiano.” (Mensaje del Sínodo de los Obispos 2008. 15)
Así mismo, los felicitamos por priorizar en su cosmovisión y sabiduría milenaria la armonía en todo, su gran respeto y agradecimiento a la Pachamama, madre de todos, la vivencia de sus valores comunitarios y su búsqueda para una vida mas digna, una vida mejor,( juk´amp suma jakaña).
Los felicitamos por su esfuerzo y testimonio de familia, de organización y de comunidad, ya que en ellos expresan de forma notable sus culturas andinas, sus idiomas, su filosofía, teología, ciencia y tradiciones así como los valores de reconciliación, reciprocidad (ayni) y solidaridad.
Los animamos a seguir con su compromiso y lucha para reafirmar la vida y dignidad humana mediante la promoción de los derechos humanos, la participación ciudadana, el desarrollo integral y sostenible de la Región, la defensa del medio ambiente, la promoción de la mujer hacia una equidad de género . Los animamos a seguir con sus organizaciones sociales y en diálogo con el mundo globalizado para humanizarlo y hacerlo más solidario.
La situación en la que nos encontramos como discípulos de Jesús donde prima la desconfianza, la intolerancia, el autoritarismo y el abuso es también para todos una oportunidad para identificarnos cada vez más con Cristo crucificado y resucitado sabiendo que la muerte no es la última palabra. Será un reto el fortalecer la conciencia crítica, la libertad de los hijos e hijas de Dios (Gal 5, 1; Rom 8, 21), la creatividad, el compromiso a ser artesanos de la paz y el mantener los documentos del Vaticano II, y de los obispos de América Latina (CELAM) de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida como referentes y para estar atentos al Espíritu de Dios muy presente en medio de Uds.
Por último, al despedirnos sabemos que quedan muchos retos para la transformación personal, familiar y social y para la conversión constante a la Buena Nueva de Jesucristo Resucitado. Los exhortamos a que siempre recuerden cuán grande es el amor de Dios para Uds., que en María Inmaculada “se hizo carne, persona e historia”(Sínodo de Obispos 2008. 3) y que en Navidad nos invita a vivir como hijos e hijas de Dios, amándonos los unos a los otros como en nuestra convivencia con Uds. ampliamente lo hemos experimentado.
Juli, 8 de diciembre del 2008
Firmamos sus hermanos en Cristo Jesús
Roberto Hoffmann M.M. Jaime Madden M.M.
Edmundo Cookson M.M. Miguel Briggs M.M.
martes, 9 de diciembre de 2008
Justicia y Derechos Humanos. Por los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
El período de guerras mundiales trajo como lección que los seres humanos somos capaces de llegar a niveles atroces e inenarrables en cuanto al respeto de nuestros congéneres, al punto de provocar indecibles sufrimientos y pesares en pos de valores degradan terriblemente a la humanidad: el hombre como victimario del hombre.
Tras haber tocado fondo, correspondía marcar distancia de lo vivido. Es así que se gesta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como una expresión del “nunca más”, con miras a generar una conciencia mundial de respeto a los derechos de las personas, fundamentada en el reconocimiento de su dignidad, es decir en que cada uno de nosotros es fin en sí mismo y poseedor de derechos inalienables por el sólo hecho de ser humano.
Vida, libertad, igualdad, seguridad son derechos que protege la Declaración Universal, y que son complementados posteriormente por nuevas generaciones de derechos entre los que se encuentran la salud, la protección de un medio ambiente adecuado, el trabajo, la seguridad social, elegir y ser elegido, etc. Sin embargo, ninguno de estos derechos sería posible sin un sistema especializado en hacerlos efectivos, es decir en extraerlos del plano de las declaraciones y llevarlos al mundo real, donde día a día se juega su respeto o vulneración.
Si bien la promoción y protección de los derechos humanos es tarea de todos y especialmente del Estado, las democracias como las nuestras han dispuesto la existencia de un sistema de justicia encargado de hacer efectivos los derechos. De ese modo, ante un riesgo concreto de vulneración o ante una violación acaecida, los actores del aparato de justicia deben ponerse en marcha para acabar con tal despropósito y remediar el ataque venga de donde venga, incluso cuando proviene del propio Estado.
Ahora bien, así como en el período de guerras el mundo vivió su noche septembrina, el Perú también ha sufrido una tragedia de grandes proporciones, la misma que no se remonta a los años 40, sino al reciente período que va desde 1980 hasta el 2000. Se calcula que alrededor de 70 000 personas murieron durante esos años y se cuentan por decenas las historias de horror en las que un peruano es victimario de otro peruano. ¿Es acaso muy difícil extraer de nuestra tragedia lecciones similares a las que las guerras mundiales nos dejaron?
La falta de un convencimiento pleno por parte de los peruanos acerca del respeto a la vida, libertad, igualdad, seguridad, salud, medio ambiente, trabajo, etc., de cada uno de los peruanos, nos lleva a pensar que estamos muy lejos de haber aprendido localmente la lección que dejan las grandes tragedias de la historia. En ese contexto, la labor de un Estado protector de los derechos, pero sobre todo de un sistema de justicia independiente, es contribuir a que la sangre y las lágrimas no hayan sido derramadas en vano y, con ello, podamos superar las duras secuelas personales y sociales que nos dejó el conflicto a fin continuar en la construcción un país en el cual todo los peruanos tengamos un lugar.
martes, 2 de diciembre de 2008
¿Separando la paja del trigo? Destitución de jueces por el Consejo Nacional de la Magistratura entre el 2003 y 2007



